Hidratación
Una hidratación adecuada puede marcar la diferencia entre una gran carrera y una noche difícil. Comienza a hidratarte correctamente desde las semanas de entrenamiento. Bebe agua de forma regular a lo largo del día, no solo durante tus sesiones. Si sudas mucho o entrenas con calor, considera incluir bebidas con electrolitos para reponer sales minerales.
El día de la carrera, empieza a hidratarte desde la mañana. Toma pequeños sorbos de agua durante el día, sin exagerar. Unas 2 a 3 horas antes de la salida, bebe entre 400 y 600 ml de agua o bebida isotónica. Evita bebidas con cafeína o alcohol cerca de la hora de correr, ya que pueden deshidratarte.
Durante la carrera, escucha a tu cuerpo. Si sientes sed, aprovecha los puntos de hidratación durante el trayecto, pero sin excederte para evitar molestias estomacales.
Después de cruzar la meta, tu prioridad es recuperar líquidos y electrolitos. Bebe agua o la bebida deportiva que encontrarás en tu bolso de competencia en los 30 minutos posteriores. Una buena señal de que te estás rehidratando bien es que tu orina vuelva a ser clara durante las siguientes horas.
Al día siguiente, continúa tomando agua durante el día, especialmente si sientes fatiga o dolor muscular. Una buena hidratación favorece la recuperación y te deja listo para tu próximo reto.